En ese momento sonó la campana de la iglesia. Marcaban las once en punto y eso significaba que aún quedaba una hora para misa. Yo me estaba empezando a preocupar. Había muchas cosas que hacer. Cogí el móvil, llamé al jefe y le dije:
- No me dará tiempo.
- Te enviaré refuerzos. Es la única oportunidad.
Mario Rodríguez Sanz 2º ESO
Sí señor, muy bien escrito... además has sabido mantener ese aire de misterio.
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